👉Miguel Truzman T.-
El pueblo judío está en vísperas de celebrar la fiesta de Purim, donde hace aproximadamente 2.500 años, siglo V a.e.c., la ciudad de Judea era dominada por el rey persa (Irán), Asuero, quien tenía una especie de primer ministro llamado Amán.
El rey Asuero había elegido entre las doncellas de su reino como esposa a la más hermosa, de nombre Esther, sin que el rey supiera que era de fe judía.
El primo de
Esther, de nombre Mardoqueo, quien a su vez la adoptó cuando los padres de Esther
fallecieron, tuvo un encuentro en las calles de la cuidad con Amán, quien
obligaba a todos los ciudadanos del reino a inclinarse en su presencia,
cuestión que Mardoqueo no realizó, causando la furia de este vil funcionario lo
que propicio que inventando historias conspirativas de los judíos, (para variar), convenció al rey de asesinar a
todos los judíos por decreto real.
Bueno, pareciera que la historia es cíclica; se repite. Estamos viviendo hoy en día un capítulo de otro Amán que ahora se llama Hamás, pero que en el fondo es lo mismo, son los mismos personajes repetidos una y otra vez en la historia, con la obsesión de aniquilar en la antigüedad al pueblo judío, y hoy aniquilar al único Estado judío entre las naciones, (From the river to the sea…..).
En el libro de la reina Esther, hay varias oraciones que vale la pena rescatar, porque de ahí se deriva la fe inquebrantable del judío de vivir en paz; de “no saber de mal”, o cuando expresa: “hasta que olvidemos la diferencia entre Mardoqueo y Amán.” Es decir, el esfuerzo sincero, abierto y comprometido por la coexistencia del judío con su vecino, o del Estado de Israel con los vecinos países árabes de la región.
Lamentablemente
la historia está llena de Amán (es) que dirige todas sus energías,
inteligencia y recursos para la destrucción, el dolor y la muerte, no solo de
judíos, sino de su misma gente que utiliza como estadística para demonizar y
deslegitimar, por otras vías no bélicas, y quizás más productivas al Estado de
Israel y al judío en general; al judío internacional como lo llamaba en su
libro, el nefasto antisemita Henry Ford, quien abogó por el incremento exponencial
del antisemitismo, y peor aún, en la consolidación para la época (1920) de la
ideología nacionalsocialista, que llevo a la humanidad a 2 conflagraciones
mundiales, en donde murieron entre ambas, unas 100 millones de personas y se
produjo el hecho más aberrante y vergonzoso de la historia humana como lo fue
el Holocausto en la II Guerra Mundial.
En fin, somos testigos en vivo y directo de una guerra dolorosa, cruel, luctuosa, pero necesaria; que está llevando a cabo Israel contra grupos extremistas, violentos, radicalizados en una fe, que según ellos, todos debemos someternos a la misma, (arrodillarnos como quería Amán), entrando en la categoría de Dhimmis, o por el contrario, seremos exterminados por infieles, así no más.
En definitiva celebraremos Purim en esta oportunidad, con un nudo en la garganta por los 134 secuestrados que todavía se encuentran en los túneles del horror en Gaza, pidiendo al Eterno por la vuelta a sus hogares, con sus afectos, así como también bendeciremos la memoria de los civiles y militares, de los niños, de los bebés, de los abuelos, de los padres y de todas las personas que ofrendaron sus vidas, para que hoy nosotros podamos en libertad seguir dando la batalla por nuestros medios, de crear conciencia, de alentar, denunciar y formar ciudadanos, para el bien, para la solidaridad, fraternidad, y como reza el libro de la Reina Esther: “hasta que olvidemos las diferencias entre Mardoqueo y Amán”.
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