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Guatire, Miranda, Venezuela
Periodista graduado en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Experto en Comunicaciones Corporativas y Responsabilidad Social. He desarrollado mi labor en medios impresos, digitales y audiovisuales en Venezuela, Colombia, el Perú, Estados Unidos, España e Israel. Con una extensa red de contactos a nivel oficial y privado, lo que me permite establecer vínculos y relaciones con diversos sectores que hacen vida en el país y el exterior. Papá al 200%

jueves, 21 de marzo de 2024

Sepa ser líder y cómo gerenciar el liderazgo

 



👉José Petrizzo.-


El papel de un líder no es algo que pareciera podamos asociar fácilmente con un trabajo muy emocional. A menudo se considera que las personas que desempeñan estas funciones bien remuneradas y con poder crean estrés en los demás en lugar de soportar esa carga por sí mismas.

Antes bien por el contrario, el papel del líder exige altos niveles de trabajo emocional, aunque muchos observadores no lo aprecien. Los líderes están obligados a proyectar la confianza del público incluso cuando tengan dudas personales. 

Deben asumir las consecuencias de tomar decisiones difíciles que inevitablemente hacen que algunos departamentos no estén contentos. Deben asumir la responsabilidad por los malos resultados, incluso si otros son responsables de estas consecuencias. 

Deben absorber las decepciones que sienten las personas, desde la forma en que las trataron hasta el desempeño de la organización, porque los lideres personifican la organización. 

Deben ser empáticos y reconfortantes cuando los demás están consternados emocionalmente. Deben priorizar las necesidades de la organización por encima de sus necesidades personales. 

Deben estar dispuestos a soportar un escrutinio público que puede resultar agotador y, a veces, hiriente. Y debe hacer todo esto siendo auténticos, lo que requiere abrirse de una manera que pudiese sentirse vulnerable.

Los desafíos de ser un líder en este momento histórico

1.    Los líderes están guiando a las organizaciones a través de lo que parece una serie interminable de crisis.

Desde las crisis sanitarias mundiales, como la pandemia del COVID19, las crisis geopolíticas, como los conflictos entre Rusia y Ucrania o el permanente entre Israel y sus vecinos, hasta la incertidumbre macroeconómica marcada por la inflación, el aumento de los tipos de interés y las interrupciones de la cadena de suministro, los lideres deben guiar con convicción ante una inmensa ambigüedad. 

Equilibrar estas exigencias a menudo lleva a opiniones divididas dentro de la organización, y el CEO asume la responsabilidad de tomar las decisiones finales y potencialmente divisivas. El trabajo emocional es más problemático cuando parece interminable, y eso es precisamente lo que sienten muchos lideres ahora.

2.    Cada vez hay más expectativas de que los lideres aborden públicamente temas sociales y ambientales con carga política.

En esta era de activismo, se espera que los líderes se comprometan personalmente a abordar una amplia gama de desafíos sociales que van mucho más allá de la comprensión tradicional de la responsabilidad social empresarial (RSE). 

Sin embargo, este compromiso tiene un costo emocional significativo. Adoptar una postura pública a menudo coloca a los líderes s en una posición precaria y atrae críticas independientemente de la postura adoptada. 

Los líderes se ven atrapados en una paradoja en la que deben equilibrar los diversos intereses de las partes interesadas y, al mismo tiempo, proteger su reputación y la de la organización. 

Navegar por este terreno puede resultar agotador desde el punto de vista emocional, ya que los líderes se esfuerzan por conciliar y alinear sus creencias personales, sus valores corporativos y las presiones externas.

 3.    La demanda de autenticidad en el liderazgo se ha incrementado.

Todo el mundo espera que los líderes sean más abiertos, lo que incluye compartir historias y experiencias personales. Por un lado, la autenticidad puede fomentar la confianza y la credibilidad, lo que podría reducir la carga emocional del trabajo. 

Sin embargo, también puede aumentar la vulnerabilidad y la exposición emocional, lo que provoca estrés o burnout. La divulgación de información personal, especialmente en asuntos controvertidos, puede provocar reacciones violentas o críticas, lo que aumenta la carga emocional. 

Los líderes deben equilibrar ser auténticos y mantener los límites profesionales, un acto delicado que, en sí mismo, constituye un trabajo emocional.

Si bien permitir que las personas vean el lado personal de los líderes puede generar beneficios para la organización, esperar este comportamiento crea una nueva demanda para los puestos directivos. 

No todo el mundo está dispuesto a compartir de esta manera, y es preocupante que este requisito excluya a los líderes extremadamente capaces que serían grandes directores, que se niegan a desempeñar el cargo porque el clamor por la autenticidad puede reducir su capacidad de mantener partes de sus vidas en privado.

Los líderes necesitan herramientas para salir adelante

Entonces, ¿cómo pueden los líderes gestionar la labor emocional inherente a sus funciones? La evidencia experimental indica que los líderes deben utilizar cuatro herramientas:

1.    Confié en personas de su círculo vital.

Cuando el trabajo se hace especialmente difícil, algunos líderes empresariales tienden a encerrarse en sí mismos y a caer en el aislamiento. Este suele ser el instinto equivocado: la soledad solo agrava el estrés. 

En cambio, los líderes que se sientan estresados por el trabajo emocional deberían ponerse en contacto con un grupo cercano de personas de confianza con las que puedan compartir su carga emocional. 

Las personas en las que los líderes confían para ello suelen estar fuera de la organización; suelen ser amigos de toda la vida, compañeros de clase de la universidad, ex colegas, mentores o miembros de la familia. 

Es esencial hablar de los problemas con personas que tienen cierta distancia con el trabajo, que hablen con franqueza y que mantienen las conversaciones en privado.

2.    Escuche a los asesores profesionales.

Especialmente cuando se enfrentan a una crisis, las empresas suelen contratar equipos de asesores externos y consultores de relaciones públicas. Estas personas aportan la ventaja de la experiencia: entienden el marco de una crisis, han visto qué enfoques suelen funcionar (y cuáles no) y, a menudo, mantienen relaciones de confianza con las organizaciones de medios de comunicación. 

Esto las convierte en fuentes de enorme valor y los líderes deberían escucharlas. Al mismo tiempo, los líderes deberían centrarse en la raíz de la palabra asesor, que es «asesorar». Los lideres deben tener cuidado de no subcontratar o delegar de manera que pierdan el control o se distancien de la controversia o el desafío. 

En situaciones que requieran trabajo emocional, los líderes deberían contratar y escuchar a los mejores asesores que puedan encontrar y manteniendo el control y la toma de decisiones importantes. 

3.    Reconozca que no es personal.

Cuando la gente está molesta, prefiere enfadarse con alguien más que con algo. Las empresas son abstractas y anónimas, por lo que el líder se convierte en la personificación y la encarnación de la organización. 

A pesar de que el ¨rencor¨ pueda parecer personal e injusto, los líderes deben recordar que las personas están enfadadas o angustiadas con la empresa y no con ellas como individuos. Si bien el líder no tiene más opción que asumir la responsabilidad en nombre de la organización, debe evitar hacerse cargo de las críticas de manera personal. 

Son momentos en los que los líderes pueden beneficiarse de los hábitos y disciplinas personales, como el ejercicio, la atención centrada, la meditación o los entretenimientos, que restauran y recuperan la resiliencia.

4.    Anticipe la reacción emocional de los demás.

Los líderes deben anticipar el efecto que tendrán sus acciones y las emociones que provocarán en los demás y en ellos mismos. 

Los lideres se basan en su propia inteligencia emocional para esta sensibilidad, que mejora con el tiempo, en parte gracias a la adquisición de experiencia en el trato con las partes interesadas para ver los patrones de su reacción y, en parte, a la adquisición de la práctica a la hora de tomar decisiones difíciles y vivir con ellas. 

Sin embargo, los líderes deben tener en cuenta que es posible que ellos y las personas más cercanas a ellos no siempre aprecien lo que piensan los diferentes departamentos. Para complementar sus propias habilidades de anticipación, los líderes con inteligente emocional y social confían en otras personas que pueden servirles de escucha y que les ayudan a entender y pensar en los matices de las decisiones que vienen cargadas de emociones.

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La función de un líder implica una amplia gama de tareas emocionales, desde mantener la compostura personal (Ver Nota) hasta gestionar el clima emocional de toda la organización. Esta labor se ve intensificada por las crecientes expectativas de activismo y autenticidad de los líderes, junto con las crisis implacables a las que deben enfrentarse. Sin embargo, con inteligencia emocional y un enfoque consciente de la autenticidad, los líderes pueden gerenciar la labor emocional inherente a sus funciones. 

 

NOTA:

 

En Inteligencia Emocional, el autocontrol se refiere a la autogestión de los estados internos, los impulsos y los recursos. Mantenerse flexible y dirigir positivamente su comportamiento, incluyendo ser una persona consciente y confiable. La autogestión ayuda a convertir los instintos reactivos en respuestas bien intencionadas.  Para aclarar, la autogestión no significa ignorar las emociones, se trata de manejarlas adecuadamente, no fingir que no están ahí.  Independientemente de lo bien que seamos capaces de gestionar nuestras emociones, esta es una habilidad que puede mejorarse continuamente para ver los beneficios en nuestra manera de pensar, los comportamientos, las ambiciones y las relaciones.  Las emociones pueden ayudar o perjudicar a situaciones y personas, por lo que ser capaces de manejar nuestras emociones nos permite evitar un daño involuntario, tanto a nosotros mismos como a los demás, y crear resultados más positivos a través de la forma en que manejamos el comportamiento.

 

El autocontrol nos lleva a:

Autogestión emocional: Mantener bajo control las emociones e impulsos disruptivos. 

Transparencia: Mantener la integridad, actuando de manera congruente con los propios valores, mostrando honestidad; Adaptabilidad: Flexibilidad en el manejo del cambio. 

Logro de metas: Esforzarse por mejorar o cumplir con un estándar de excelencia. 

Iniciativa: Disposición para actuar y aprovechar las oportunidades. 

Perspectiva positiva: Persistencia en la búsqueda de metas a pesar de los obstáculos y contratiempos. Ver el lado positivo de los acontecimientos.

 ¿Cómo se puede reconocer a una persona con Autocontrol?  Son razonables e íntegros, propensas a la reflexión y a la concientización capaces de crear un ambiente de confianza y equidad, capaces de manejar la ambigüedad y los cambios.

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