👉Alejandro Hernández/La Gran Aldea.-
La conjura no fue a última hora. Tampoco fue algo improvisado. Ayer el gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, justificó su decisión de inscribirse ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) con la tarjeta de su partido Un Nuevo Tiempo (UNT) como un arrebato de última hora, como un inevitable salvavidas de la oposición venezolana.
“Faltaban pocos minutos cuando decidí entre irme al Zulia o salir a darle la cara a Venezuela”, aseguró Rosales entre los aplausos de sus seguidores. Pero, en realidad, lo ocurrido la medianoche del 25 de marzo fue un guion prestablecido del propio Rosales en alianza con otros actores de la oposición.
Cuando faltaban dos horas para el cierre de las postulaciones, el mensaje que salía del CNE y de las filas del chavismo fue que sólo aceptarían dos nombres: el de Rosales o Stalin González, también de UNT. Para ese momento el propio Rosales ya había rechazado y enterrado la opción de Omar Barboza, también de UNT y secretario ejecutivo de la Plataforma Unitaria (PU), que había aceptado. Tenía el aval de todos los partidos y de la propia María Corina Machado. “Fue un momento humillante para el doctor Barboza», contó una fuente. Mucho antes había sido bloqueada por el CNE y el régimen de Nicolás Maduro la figura de Corina Yoris, la académica venezolana que surgió como primera opción de consenso ante la imposibilidad de que la propia Machado formalizara su postulación.
Semanas atrás, el 9 de marzo, el autor de esta nota advirtió en su cuenta de X (antes Twitter) lo que estaba fraguando el chavismo con la anuencia de Manuel Rosales y UNT: reducir las opciones de tarjetas de partidos posibles para María Corina Machado.
En ese momento, las autoridades del partido rechazaron la información y, muy al estilo chavista, descalificaron al “mensajero”. Pero a los pocos días el CNE, con el voto a favor de Aime Nogal, rectora ligada al partido de Rosales, eliminaron las tarjetas de Convergencia y Movimiento por Venezuela, de Simón Calzadilla.
Fue una señal de lo que se fraguaba, pasaron las horas, los días y llegamos a la noche del 25 de marzo.
En simultáneo, el exdiputado de UNT, Luis Florido, también hacía lo suyo. Fuentes ligadas a varios partidos de oposición confirman que Florido contactó a dirigentes de otras organizaciones con un objetivo y un mensaje: “Rosales es el hombre”.
Por su parte, Acción Democrática (AD), con Luis Aquiles Moreno y una parte del alto mando de Primero Justicia (PJ), a través de Tomás Guanipa, también hacían lo suyo y operaron durante meses a lo interno de sus partidos y de la PU, para que la balanza se inclinara hacia el Gobernador del Zulia cuando llegara el momento decisivo al final del lapso de postulaciones.
El pasado 25 de marzo fue un día muy tenso dentro de PJ. Son evidentes y, en algunos casos públicas, las visiones contrapuestas que manifiestan sus principales cabezas y cómo algunas ya se decantaban por el plan de Rosales.
Esa noche Tomás Guanipa y el excandidato presidencial Henrique Capriles encabezaron una corriente dentro de la Junta de Dirección Nacional del partido para apoyar la inscripción de Manuel Rosales a través de la PU, bajo el argumento de “no dejar al país sin una opción electoral”.
Guanipa y Capriles fueron apoyados por otros dirigentes de PJ como Milagros Paz, Amelia Belisario, Roberto Patiño, Marialbert Barrios, Ángel Medina, Rafael Guzmán, Richard Mardo, Juan Requesens, José Guerra, Pablo Pérez, José Manuel Olivares, Alfonso Marquina, el alcalde de Maracaibo, Rafael Ramírez, y el gobernador del estado Cojedes, Alberto Galíndez.
El plan era lograr lograr que PJ empujara a la PU a adherirse a la candidatura del Gobernador del Zulia, es decir, amarrar las dos tarjetas a Rosales; situación que habría quebrado la unidad abiertamente.
Al final la decisión “institucional” del partido fue mantenerse al margen y comprometidos con acuerdos hechos con la PU y María Corina Machado, pero las posiciones reflejadas al día siguiente, en redes sociales, por Henrique Capriles y Juan Pablo Guanipa muestran las enormes diferencias que hay en PJ. Incluso, si la posición oficial de PJ la noche del 25 de marzo hubiese sido sumarse al plan de Rosales, los votos dentro de la PU no daban, ya que se necesitan seis partidos para lograr la aprobación por consenso.
A Simón Calzadilla y su Movimiento por Venezuela le bastó aparecer junto a Manuel Rosales en una rueda de prensa para que la tarjeta del partido fuera restablecida y legalizada por el CNE. En cambio, la PU, representada en la tarjeta de la MUD, apenas consiguió hoy una especie de “prórroga” que le permitió postular a el exembajador Edmundo González Urritia. La posibilidad de que la MUD pueda incluir a otro nombre “tolerado” por el CNE y el régimen de Maduro luce remota.
Entretanto María Corina Machado aseveró: “el régimen se quitó la careta y se puso de acuerdo con sus cómplices para cerrar la vía electoral, pero la verdadera oposición está unida”. Esto lo dijo la ganadora de la primaria en su rueda de prensa de ayer, sin mencionar explícitamente a nadie.
La rueda suelta…
Quizás el cabo suelto es Enrique Márquez…
La noche transcurría y sorpresivamente aparece el dirigente, también zuliano Enrique Márquez en el CNE para inscribirse con su partido Centrados. Lo curioso es que este partido había sido ilegalizado poco tiempo atrás, ¿la razón? Había un acercamiento entre Márquez y el alcalde de El Hatillo Elías Sayegh, que tiene una organización llamada Cambio en Paz, para sumar esfuerzos; esto no le gustó al dirigente nacional del partido Fuerza Vecinal, David Uzcátegui, que le solicitó al presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, la eliminación de Centrados. Esta decisión fue un hecho hasta el 25 de marzo, cuando, repentinamente, la medida fue revertida.
Sin embargo, Márquez no es mal visto por varios miembros importantes de la PU, incluso uno llegó a señalar que “al menos, no es Rosales”.