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Guatire, Miranda, Venezuela
Periodista graduado en la Universidad Central de Venezuela (UCV). Experto en Comunicaciones Corporativas y Responsabilidad Social. He desarrollado mi labor en medios impresos, digitales y audiovisuales en Venezuela, Colombia, el Perú, Estados Unidos, España e Israel. Con una extensa red de contactos a nivel oficial y privado, lo que me permite establecer vínculos y relaciones con diversos sectores que hacen vida en el país y el exterior. Papá al 200%

domingo, 21 de enero de 2024

Simón cada vez más cerca del Goya


 👉Cándido Pérez.-


El pasado día 20 de enero tuvimos la ocasión de estar en la exhibición de la película Simón, en el local del Círculo de Bellas Artes de Madrid, al cual asistieron el director y escritor Diego Vicentini y el actor Christian McGaffney, el protagonista.

La Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Venezuela eligió a Simón para representar a Venezuela en la edición 38 de los Premios Goya.

 La película no fue escogida como candidata del país para los Premios Oscars, obteniendo 10 votos a favor, 12 en contra y dos abstenciones.

Diego Vicentini declaró estar decepcionado con la decisión, sosteniendo que la película tiene los méritos para serlo y denunció irregularidades durante el proceso de selección, informando que su equipo y él recibieron reportes de que parte del comité de selección, tradicionalmente conformado por integrantes gremio de cineastas venezolanos, este año consistió en personas desconocidas, cuestión que no es de extrañar por el manejo que hace el gobierno venezolano de la cultura.

Para los venezolanos que, al igual que Simón, vivimos fuera de nuestro país, la película que está candidateada para los Premios Goya, nos deja un amargo regusto en la boca. En primer lugar, porque nos vuelve a recordar que tenemos ya más de veinte años que nuestro país soporta una de las más atroces y largas dictadura de su historia, que no ha permitido que Venezuela alcance un desarrollo social y económico que eleve el nivel de vida de su gente, además de dejar una estela de muerte y tortura que se ha ensañado, sobre todo, con la población joven.

Desde el punto de vista técnico, quizás sea la mejor hecha hasta ahora. Sin problemas de sicronización del sonido, buen montaje y fotografía, además de unas actuaciones muy parejas y de gran nivel.

La historia escrita por Diego Vicentini, quien también dirige el filme, narra los hechos ocurridos como consecuencia de las manifestaciones producidas contra el régimen en Caracas y cuyo saldo de muertos y heridos todavía es un misterio. 

En el recuerdo de muchos están aquellas imágenes de aquellos muchachos con endebles escudos de madera enfrentando a policías y militares que les disparaban con armas de fuego y embestían con sus carros blindados a la muchedumbre que, como eco de un país entero, pedía un cambio de gobierno, un regreso a una democracia mejor a la que conocimos.

Los presos de aquellas manifestaciones, como queda expuesto sucintamente en la película, fueron victimas de torturas y vejaciones por parte de los llamados “cuerpos de seguridad”, a los que más de uno se les quedó durante las tandas de golpes, electricidad u otras modalidades empleadas por el régimen, que se cebó con personas que no había tomado parte en las manifestaciones, pero que eran amigos de alguno de los manifestantes.

Por mi condición de venezolano conocí algunos casos de los muchos que ocurrieron y que trajeron como consecuencia la migración hacia el extranjero, para evitar ser parte de las víctimas de la dictadura y tener una vida digamos que “normal”.

Pero lo que no creo que hubiese habido es una dirección “formal” del movimiento que aquello se gestó por el deseo de un cambio y que fue aglutinando gente sin necesidad de que “Simón” asumiera la dirección, además la mayoría de aquellos muchachos no eran universitarios, eran estudiantes de secundaria, gente de los barrios que se unió a aquella protesta y la gran mayoría no tenía los dólares para pagarse un vuelo a Miami, ni tenían un papá que les financiara un viaje.

Dijo Vicentini, en la presentación de su película que “no podían regresar a Venezuela por haber hecho esta película,” y aunque ya todo el mundo democrático sabe la catadura del gobierno encabezado por Nicolás Maduro y lo que le puede ocurrir a quienes se le opongan, sin embargo, hay un mensaje final que llena de desilusión porque Simón, en declaraciones a un oficial estadounidense deja ver que ya no hay nada que hacer, que Venezuela ya no podrá quitarse el yugo y no es ni será así porque todavía hay un país que quiere y necesita un cambio, por la vía del voto u otra, que nos permita a los 7 millones y tanto que estamos en el extranjero volver a ver y a sentir nuestra Patria.



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